Fragatas portuguesas: ¿Y si llegaron para quedarse?

Por Javiera Espinoza Jara

ONG Aula de Mar

¿Qué pasa si las fragatas portuguesas ya se convirtieron en turistas habituales en los veranos de las costas de Chile?

¿Por qué no mejor aprendemos a coexistir con ellas y a conocerlas más?

Era octubre de 2015 cuando con la carrera de Administración en Ecoturismo de la UNAB nos fuimos a Punta de Choros a un terreno en ese maravilloso laboratorio natural. En ese terreno lleno de aprendizajes socioambientales, salimos a realizar una exploración para conocer qué habitantes podíamos encontrar entre las mareas, y ahí nos llevamos una gran sorpresa: tuvimos nuestra primera aproximación con una fragata portuguesa que se encontraba entre la arena y las rocas.

Así fue como nos embarcamos en un viaje de observación, preguntas y curiosidades. Ya conocíamos sobre su presencia en las costas de Chile, especialmente en esa primavera; y una querida profesora, colega, amiga y bióloga marina, Mitzi Acevedo-Ejzman, en esa experiencia in situ nos invitó de manera muy cautivadora a que las miráramos desde otras perspectivas, a admirar la belleza de aquel animal y conocer sus cualidades como organismo colonial, a comprender que es una colonia de individuos que se asocian para sobrevivir, teniendo distintas funciones para esta colaboración. Que posee un “flotador” en forma de vela que le permite navegar a través de las corrientes o el viento que hay en la superficie de la mar. Otros individuos de esta colonia se encargan de liberar enzimas para alimentarse, mientras que algunos se ocupan de la reproducción. Y lo más atractivo, junto con su flotador que asemeja a las velas de las embarcaciones portuguesas (desde donde proviene el origen de su nombre), es que otro grupo de individuos forman unos hermosos tentáculos que se pueden extender por muchos metros para defenderse y depredar peces y otras criaturas que habitan en el océano. Es impresionante, y para qué decir de sus llamativos colores turquesas, azules y violetas.

Volviendo a esas anécdotas de bitácora en Punta de Choros, aquella vez que vimos sus colores y belleza con mucho cuidado tomamos la fragata con pinzas -o creo que un “palito” que encontramos por ahí- para guardarla en la caja de una máscara de buceo y ponerla en un acuario. Así pudimos llevarla a la sede del gremio de pescadores de Punta de Choros, y con mucho entusiasmo quisimos que la vieran niñas y niños del maritorio para que pudiesen conocerla con admiración, cariño y precaución, y supieran qué hacer si se encontraban con ellas. Ese momento quedó como un registro en donde recuerdo que alucinaron viendo sus colores en el acuario y luego sus detalles en una lupa.

Con esta historia que quedó guardada en la bitácora costera del Archipiélago de Humboldt quisiera plantear que este animal no es tan “temible” como las redes sociales, algunos medios y personas lo han afirmado últimamente. También me hago la pregunta en torno a qué estará pasando en la trama trófica que hace que veamos más de ellas en estas costas. ¿Qué estará pasando con las tortugas marinas, que son uno de los depredadores de estas queridas fragatas? ¿Qué desequilibro estará ocurriendo? ¿Habrá una estrecha relación con la sobreexplotación de especies en la mar y la pesca incidental?

Por otro lado, nos podríamos plantear si sería más lindo que quienes conocen sobre las fragatas puedan motivarse a traspasar estos conocimientos a otras personas para que, más que tener medidas prohibitivas en las playas, podamos aprender a convivir con ellas, conociendo que no debemos tocarlas, que podrían existir banderas de aviso de su presencia en playas y balnearios, además de paneles educativos y/o interpretativos, y, por sobre todo, contar con un kit de primeros auxilios. Son formas que pueden ayudar a coexistir con estas visitantes que parece que llegaron para quedarse.

Para cerrar esta columna de admiración a las fragatas, que también han sido parte de las experiencias de las bitácoras ilustradas de Catalina Mekis, junto a las reflexiones y encuentros en las exploraciones que hemos tenido con Las Chungungas, quería compartir que en estos días con Aula de Mar tuvimos la experiencia de ir explorar en las mareas de playa Negra en Concón, y antes de comenzar hablamos un poco de este ser colonial de colores turquesas, integrando conocimientos sobre qué hacer si nos encontrábamos con esta criatura en la aventura costera.

De esta conversación aparecieron muchos saberes que traían niñas, niños y sus familias sobre la fragata y otros animales, causando un gran asombro al escuchar sus apreciaciones de cohabitar en los ecosistemas costeros. En esta oportunidad, no nos encontramos con ella, pero interactuamos con muchos animales y algas que habitan en las pozas intermareales. Sin embargo, parte de los registros de las mini bitácoras de ese día reflejaron que querían ver a este maravilloso animal, parte de las aperturas que genera la indagación y la curiosidad.

Con estas historias de coexistencia de habitantes en la costa quería compartir algunas recomendaciones en el caso de encontrarse con la presencia de fragatas portuguesas:

      1. Evita tocarlas, ya sea en la mar y en la playa, aunque estén muertas.
      1. Si caminas en la arena, protégete usando ropa y zapatos.
      1. Admira con distancia su belleza.
      1. Cuéntale a niñas y niños qué hacer si la ven.

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En caso de tener una reacción al tocarla:

      1. La reacción de la fragata portuguesa en el cuerpo puede producir un dolor intenso (como una quemadura) y enrojecimiento.
      1. Lava de inmediato con agua de mar y retira restos de tentáculos, evitando tener contacto directo con ellos. Puedes utilizar una pinza para estos fines.
      1. No apliques vinagre o agua dulce, tampoco frotes o rasques la piel con arena o toallas.
      1. Dirígete al centro de salud más cercano.

Biografía

Javiera Espinoza Jara, habitante y amante de la costa de Chile. Es Administradora en Ecoturismo, con especialización en interpretación y educación ambiental para la conservación. Su interés y experiencia se vincula con los ecosistemas marinos, comunidades costeras y áreas silvestres protegidas desde una perspectiva de género y la puesta en valor de las memorias bioculturales. Es parte del colectivo de mujeres nadadoras en aguas abiertas Las Chungungas, cofundadora de la ONG Aula de Mar y académica de la Universidad Andrés Bello. Actualmente, es miembro de la Red de Mujeres en Conservación de Latinoamérica y el Caribe, y de la Comisión Mundial de Áreas Protegidas (CMAP) de la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza (UICN).

aulademarchile@gmail.com

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