Los ojos del pescador

Benjamín Lagos Schiappacasse

Fundación Capital Azul

No vamos a gastar tiempo hablando de la pérdida de naturaleza, fueron las palabras de inicio que tuvo un evento digital la semana pasada de un profesor de la Universidad de Cornell, al sugerir que las evidencias son claras y que el foco ahora debe estar puesto en las soluciones.

Y es que el ritmo mundial de declinación de biodiversidad no tiene precedentes, con una tasa de desaparición de especies que, según el último informe de IPBES de 2019 (el IPCC de la Biodiversidad), nos llevaría a la sexta extinción masiva. De acá que la necesidad de buscar soluciones sea precisamente ahora, para resguardar el buen vivir de la humanidad.

Mirar los cambios que vienen ocurriendo parados en la tierra no es difícil porque estamos insertos en ella, y somos muchos para observarlos. Pero estos cambios también pasan en los océanos y acá se pone más complejo ya que en realidad no estamos tan cerca para observarlos, sino que existen ciertos asientos privilegiados que prenden las alarmas y nos advierten que la vida marina está en declive y en un permanente desvanecimiento.

Vámonos a la zona central de Chile, donde las historias de los pescadores son innumerables. Personas que toda una vida han sustentado a sus familias en base a los recursos marinos y que hoy describen estar observando un cambio radical, que ha transitado desde la abundancia de vida costera marina a la escasez: «en esta zona ya no vemos viejas (pez de roca)»; «esta era una zona llena de machas, jamás pensamos que se iban a acabar». Historias que se transforman en viajes, en imaginario colectivo, en mitos y que, afortunadamente, gatillan un fuerte sentido del trabajo, un impulso para regenerar y conservar.

Las señales que dan un aire de optimismo y que buscan impulsar soluciones para regenerar la biodiversidad son varias. Una de ellas es el nuevo premio Earthshot Prize, una iniciativa a la cual la Fundación Capital Azul fue invitada como Nominador Oficial y que fue lanzada hace algunos días por el Príncipe William y Sir David Attenborough.

Este premio busca destacar e impulsar, con un fondo de USD 65 millones, las 50 mejores y más innovadoras soluciones a los problemas ambientales más graves del mundo al 2030, a través de 5 objetivos simples pero ambiciosos. Uno de ellos es reparar y preservar los océanos para futuras generaciones, a través del lema “Revivir los Océanos”.

Este título sin duda suena muy esperanzador y esperemos que los proyectos que aquí se premien logren escalar, pero sin ignorar la más importante de las dimensiones: la humana, y ese acople íntimo entre ecosistemas y bienestar humano y sus dinámicas inherentes. De esta forma, se estará asegurando la sostenibilidad de aquellos que presencian directamente los servicios ecosistémicos que provee la naturaleza, como por ejemplo, los ojos del pescador.

Biografía

Benjamín fue Ingeniero Civil Ambiental de la Pontificia Universidad Católica de Chile. En el 2018 coordinó el proyecto Chile Forest, el cual contribuyó a plantar +17.000 especies nativas en la zona central de Chile. En el año de la COP25, se encargó del inventario de emisiones corporativo de Forestal Arauco y sus objetivos de reducción de largo plazo. Fallecido el año 2020, Benjamín contribuyó a enfrentar la crisis de biodiversidad liderando un programa de conservación basado en comunidades costeras como director ejecutivo de Fundación Capital Azul y miembro del directorio de la Fundación Borde Costero. Le encantaba la cocina italiana y japonesa.

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