Por Valentina Muñoz
Fundación Mujeres de Mar
Hasta hace aproximadamente una década, los roles y labores de las mujeres en las actividades pesqueras a nivel global pasaban desapercibidos. Afortunadamente, la cuarta ola del feminismo ha traído consigo un afloramiento global de movimientos e iniciativas que promueven la igualdad de género, llegando también a las zonas costeras donde se realizan estas actividades.
La organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ha reconocido que la participación directa de las mujeres en la pesca y acuicultura corresponde al 14% del total. Sin embargo, cuando se consideran todas las actividades de la cadena de valor de los recursos pesqueros, es decir, la pre y post-captura, el porcentaje de participación de las mujeres asciende a la mitad de la fuerza laboral.
Si bien muchas mujeres se dedican a la captura de recursos marinos saliendo a pescar en altamar, buceando o recolectando algas y/o mariscos desde la orilla de la playa, la mayoría de las trabajadoras de la mar participan en las cadenas de valor desde la tierra. Ejecutan oficios complementarios, pero indispensables para la captura, el procesamiento y la comercialización de los recursos. Por ejemplo, previo a la captura, encarnan los anzuelos y fabrican y reparan las artes de pesca. En muelles y caletas se encargan de recibir las capturas, comercializarlas y administrar el trabajo. Limpian y filetean los peces, desconchan moluscos y quitan el caparazón de los crustáceos para su posterior transformación y/o venta directa. También se encargan de dar valor agregado a sus productos, charqueando (secado al sol con sal), ahumando, cocinando o transformando en subproductos como harinas y un sinfín de derivados innovadores (cosméticos, artesanías, suplementos alimenticios, productos gourmet, entre otros). Estos trabajos se han catalogado en algunas regiones como actividades conexas.
Adicionalmente, las mujeres de la mar son responsables de realizar labores reproductivas y administrativas. Cumplen con roles de cuidado doméstico, crianza, apoyo y vigilancia en las comunidades, así como también participar activamente en actividades relacionadas a la conservación y el monitoreo de los recursos pesqueros.
La incorporación del género femenino en las estadísticas es una práctica que debe abordarse con urgencia a nivel global. Al ignorar y no reconocer cuantitativamente a las mujeres de mar se desvalorizan sus labores productivas y reproductivas, invisibilizándolas y dejándolas en desventaja frente a sus compañeros, amigos, colegas, familiares y esposos. Además, su baja representación en procesos de tomas de decisiones produce sesgos y brechas en las políticas públicas y en los esfuerzos de gestión y manejo de los recursos que extraen, retrocediendo en materias de sustentabilidad y conservación marina.
Para este fin, los movimientos político-sociales que han surgido en Chile durante el último tiempo pueden ser reconocidos y tomados como ejemplo a seguir. A partir del año 2000, las mujeres en Chile comenzaron a inscribirse en el Registro Pesquero Artesanal, principalmente como recolectoras de orilla. Luego, desde el 2005 se han desarrollado informes anuales que desagregan por sexo las estadísticas del registro nacional. En 2019, un grupo de dirigentas y lideresas de la pesca artesanal, junto al Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género, propuso un proyecto de ley que modifica la Ley General de Pesca y Acuicultura (LGPA) para incorporar el enfoque de género y reconocer las actividades conexas. Ese mismo año se produjo un estallido social que tuvo como consecuencia el establecimiento de una Convención Constituyente tras aprobar mediante un plebiscito nacional la redacción de una nueva constitución que será, históricamente, la primera en el mundo escrita con paridad de género y que incluye la participación de pueblos originarios. Además, este año se aprobó la modificación de la LGPA, por lo que se reconocerán -al menos políticamente- a las mujeres que trabajan en la mar.
Estos esfuerzos, sumados al fuerte movimiento feminista en el país, corresponden a un nuevo punto de partida para la igualdad de género, marcando un precedente para el reconocimiento de las mujeres con las que, como sociedad, nos encontramos en deuda. Por tanto, ante la necesidad de una institución que vele por la visibilización, fortalecimiento y empoderamiento de las mujeres que trabajan en la mar de Chile nace la Fundación Mujeres de Mar, cuyo enfoque está en el trabajo codo a codo con las comunidades de mujeres involucradas en la pesca, buscando su reconocimiento para valorizar y fortalecer el trabajo indispensable que realizan por y para las pesquerías nacionales.
“Cuando algo no es notorio a simple vista puede perderse, y si se pierde, no puede mejorarse ni abordarse”.
Biografía
Valentina Muñoz es cofundadora y directora de la Fundación Mujeres de Mar. Se ha dedicado principalmente a la conservación del medio marino desde su egreso en 2016 como bióloga marina. Desde entonces ha trabajado como investigadora científica para la conservación del océano, participando en diversos proyectos de investigación y colaborando en la realización de políticas públicas que persiguen el mismo fin. Su principal área de interés hoy en día está en el engranaje entre la dimensión social con enfoque de género y su aporte para la conservación del mar y sus recursos.