Recuperar espacios amenazados

Por Luis Araya Barros

Proyecto GEF Humedales Costeros

Los humedales son ecosistemas que albergan una alta biodiversidad. Sin embargo, son muy vulnerables, especialmente frente a amenazas provocadas por la presencia del ser humano, lo que se intensifica en ecosistemas costeros durante época estival al recibir visitantes y turistas. Así lo observamos cada temporada en la playa de Cáhuil, en la comuna de Pichilemu.

La llegada de gran cantidad de turistas coincide con la época de reproducción del pilpilén y otras aves costeras que anidan directamente en la playa, representando un peligro para la supervivencia de esos huevos. Esta situación fue advertida por vecinos del lugar, quienes denunciaron ante el Municipio de Pichilemu la presencia de huevos dañados por intervención humana. Para responder a esta denuncia ciudadana, que además significaba una triste amenaza a la población del pilpilén, el Municipio, junto al Proyecto GEF Humedales Costeros y la SEREMI del Medio Ambiente de la región de O’Higgins, instalaron cercos perimetrales para el resguardo de esta especie típica de la zona central del país.

Los cercos fueron instalados a 65 metros de la playa y a 50 metros del humedal, cubriendo un perímetro de 220 metros lineales y generando un área de resguardo de aproximadamente 3.000 metros cuadrados, que le va a permitir al pilpilén anidar de forma segura, garantizando su reproducción en un sector en el que al mismo tiempo los vecinos y veraneantes podrán seguir disfrutando. De esta forma, al lugar no podrán ingresar vehículos motorizados, personas o mascotas, como acostumbrábamos a ver. Por este motivo, resulta relevante hacer hincapié y hacer un llamado a la población a respetar estos cercos. Con ello, no solo contribuyen a la protección de la especie, sino que además ayudan a mantener el equilibro del ecosistema del humedal.

Estos procesos de rehabilitación o restauración en humedales son de vital importancia, ya que a través de estos podemos extender su periodo de vida, ya sea disminuyendo su velocidad de degradación o recuperando áreas puntuales, y con ello las funciones ecosistémicas que los humedales entregan.
Con la instalación de los cercos buscamos recuperar espacios del humedal que se encuentran amenazados por acciones que ya he mencionado, como el tránsito de vehículos, la práctica de deportes en moto, cabalgatas o paseo de mascotas. Así, al recuperar estos espacios, que son fundamentales para mejorar las probabilidades de éxito reproductivo de especies amenazadas como el pilpilén y el chorlo nevado, también podemos recuperar parte de la función del humedal de entregar refugio a diversos animales.

Sabemos que esta problemática ambiental se repite en otros sectores del país, como playas, ríos, lagunas y otros ecosistemas marinos que se ven en peligro, por lo que hacemos una invitación a replicar la medida o realizar acciones similares. Así lo ha hecho el Proyecto GEF Humedales Costeros, por ejemplo, en el humedal Rocuant-Andalién, en la región del Biobío, donde fueron instalados letreros de alerta a los visitantes, informando sobre la presencia de huevos de pilpilén; o en la desembocadura del río Elqui, en Coquimbo, donde monitores se han instalado a vigilar la zona y entregar información a los transeúntes durante todo el día.

Todas estas medidas se están desarrollando junto a otros actores, ya que somos conscientes de que cualquier acción de restauración requiere de la colaboración de organismos públicos y la comunidad, debiendo integrarse, además, en las políticas de ordenamiento territorial y de conservación de la biodiversidad. Por este motivo, la instalación de cercos, así como otras actividades planificadas por parte del Proyecto GEF Humedales Costeros sobre restauración, se realizan junto a los vecinos, que en este caso fueron quienes dieron aviso de lo sucedido y desde un principio se sumaron al trabajo, además de servicios públicos, municipios y organismos locales.

Esperamos seguir aportando con este tipo de iniciativas, siempre en conjunto con otros actores y escuchando las inquietudes de la comunidad. Es posible disfrutar de estos ecosistemas en armonía, sin que nuestra presencia signifique una amenaza para otras especies. Para esto, sabemos que también es clave la educación y sensibilización de la población para que en un futuro, quizá, no sean necesarios los cercos.

Biografía

Luis Araya es ingeniero civil químico de la Universidad Técnica Federico Santa María. Se desempeñó como profesional del Ministerio del Medio Ambiente en el Departamento de Ecosistemas Acuáticos y el Departamento de Economía Ambiental; y fue asesor técnico para mesas ambientales público-privadas de las cuencas del Cachapoal y Tinguiririca. Actualmente es coordinador local del Proyecto GEF Humedales Costeros en la región de O’Higgins.

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