Costa (in)sostenible: ¿hay vuelta que darle?

Por Catalina Flaño

Directora de Metodología en Nérida

Es difícil tener ganas de pasar por otro desafío mundial después de la pandemia. La mayoría de nosotros evitamos volver a ese lugar de recuerdo lleno de pensamientos catastróficos que amenazan nuestra tranquilidad. En el intertanto, algunos quisimos aprovechar la instancia para terminar de hacernos el caldo de cabeza y nos pusimos a pensar en que, si una pandemia podía ser tan terrible, cuánto más terrible podría ser el punto de quiebre de la crisis climática.

Pasaba algo curioso: la televisión y las redes sociales mostraban imágenes de delfines acercándose a zonas urbanas, cóndores en las ventanas de los edificios de Santiago oriente, pumas caminando por las calles y las tasas de emisiones disminuyendo por la detención de las industrias. Un panorama que sin duda nos dio esperanza, pero cuyo efecto rebote hizo quizás peor el problema.

¿Y qué monos pinta la costa?

No es ninguna novedad que el mar es un elemento vital para nuestra existencia en el planeta. Sabemos que es el principal regulador de carbono, que genera la mitad del aire que respiramos, que provee comida, que regula el agua, que provee transporte para el 90% del comercio y que las actividades vinculadas a él aportan trillones a la economía mundial (USD $24T para ser exactos).

Todo bien hasta aquí: El mar tiene un superpoder que nos ayuda a mantener nuestro sistema de vida. El problema surge cuando, dado nuestro sistema de vida, su superpoder empieza a debilitarse, haciéndonos cada vez más vulnerables. Es algo así como taparse los ojos y darse un balazo en el pie.

Quizás sería más razonable mantenernos vendados si el problema del mar estuviese principalmente “en altamar”, donde se vuelve menos alcanzable; pero lo cierto es que la mayor parte de la biodiversidad se encuentra en los primeros 200 metros de profundidad. Es por eso que la costa importa tanto.

Muchos jugadores, muchos intereses

Obviamente si fuese un problema fácil, ya estaría resuelto. Existen una infinidad de actores que están vinculados a nuestra costa y que juegan un rol en el partido de la sostenibilidad (y por qué no, de la sobrevivencia).

Para efectos del ejercicio, diremos que en Chile existen 3 actores principales (aunque obviamente hay infinitos subactores en cada uno): El gobierno, las empresas (incluyendo las pesqueras) y los pescadores artesanales. Cada actor juega un rol en el tablero de la costa. Nuestra intención, en esta columna, es compartir con ustedes nuestro diagnóstico sobre algunas de las causas que están deteriorando nuestro juego, qué rol estaría jugando cada uno de los actores, y cuáles podrían ser potenciales estrategias para mejorar nuestra posición y resiliencia.

En la siguiente ilustración podemos ver un esquema sobre el ciclo -no tan virtuoso- que se está generando entre estos actores.

En la punta superior izquierda podremos ver las Condiciones estructurales que constituyen las “reglas” bajo las cuales juegan los actores. En la esquina superior derecha, podremos ver la Cultura, que sería el “estilo de juego” que tiende a generarse a partir de tales reglas. En la esquina inferior derecha, podremos ver el Relato, que vendrían a ser los “pensamientos y emociones” de los jugadores. Y finalmente, en la esquina inferior izquierda podremos ver los Resultados, que vendría a ser la forma en que los actores accionan sus estrategias.

Para los estudiosos, esta forma de entender el caso se basa en el mapa integral (AQAL) de Ken Wilber.

Como podemos ver, todo está interconectado. Las reglas que pone cada actor condicionan el estilo de juego, lo que determina los pensamientos y emociones de los jugadores, que determina sus acciones y vuelve a generarse el ciclo continuamente.

En efecto, pareciera ser que cada uno está jugando -y ganando- su propio partido; pero si nos entendemos como un conjunto, no es tan así la cosa.

¿Y tenemos alguna chance?

Le hemos dado vueltas a algunas palancas que creemos que podrían marcar una diferencia.

  • Legislación + fiscalización

Para bien o mal, las reglas del juego tienen un peso crítico en la dinámica y el gobierno es quien tiene las principales facultades para influenciarlas. Si el gobierno pone reglas que promuevan de manera efectiva la sostenibilidad y sancionen la explotación disfuncional, puede gatillar cambios en todos los otros actores. Claramente esto solo es útil si es capaz de hacer que los demás jugadores realmente cumplan tales reglas. No tiene mucho sentido ponerle plata al problema si los incentivos van en la dirección contraria.

  • Articulación + facilitación

Es probable que muchos estemos cansados de escuchar esta palabra. Es más probable aún que hayamos participado en más de una instancia de vinculación en que hayamos sentido que no llegamos a ninguna parte y donde solo se escuchan quienes hablan más fuerte. El mayor peligro de esta creencia es que nos lleva a dejar de articularnos. Nos lleva a resignarnos y a esparcir por el mundo la idea de que no funciona.

Personalmente, creo que tenemos un mal hábito de pensar que colaborar es juntarse a dejar que todos hablen todo lo que quieran. Parte del desafío es lograr que cada una de las partes logremos entender qué rol jugamos ahí en función del objetivo común, y aprender a auto-regularnos en función de ello. Esto generalmente es mucho más fácil cuando se usa metodología y facilitación, porque ayuda a no perder el foco. Como una especie de árbitro que va poniendo límites y sumando los puntos.

  • Posicionamiento

La tercera palanca alimenta la primera. Hemos visto como las personas impulsamos cambios en la normativa a través del compartir causas que afectan a muchos. Si podemos lograr que más personas entiendan el problema y se interesen por impulsar un cambio, más posibilidades tendremos de cambiar las reglas del juego.

Por lo pronto, queda en la cancha de cada uno encarnar el rol que queremos jugar en este desafío compartido: Participar en instancias de articulación sin perder de vista el objetivo común y participar a conciencia de si lo que quiero decir aporta o no, invertir en resolver el problema, e impulsar las palancas de solución que te hagan sentido.

En Nérida seguimos remando.

Biografía

Catalina Flaño es socia fundadora y Directora de Metodología en Nérida, aceleradora territorial para el desarrollo sostenible de la costa, y psicóloga clínica enfocada en parejas y relaciones. Emprendedora con experiencia usando tecnología social con empresas, gobierno y territorios para ampliar la forma en que resolvemos desafíos y cuidamos intereses de todas las partes. Ex profesora del Magíster de Psicología Social de la UAI e instructora en cursos de formación de Sociocracia 3.0 en Chile y Paraguay.

Viñamarina. Buceadora. Apneísta. Kitesurfer.

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