Los ecosistemas costeros, particularmente pastos marinos, marismas y manglares, son denominados “ecosistemas carbono azul” dada su extraordinaria capacidad de almacenamiento y captura de carbono, hasta 50 veces más rápida que los bosques terrestres, reteniendo el carbono en sus suelos durante escalas de tiempo milenarias. Es así como estos ecosistemas contribuyen a la reducción de las concentraciones de dióxido de carbono atmosférico, el principal impulsor del calentamiento global.
Ante la importancia de los ecosistemas de carbono azul y la falta de información de sus contribuciones climáticas en Chile, el Proyecto GEF Humedales Costeros evaluó las reservas de carbono orgánico sedimentario en cinco humedales costeros del país.
“Los humedales costeros juegan un rol relevante ante el contexto de cambio climático en programas de compensación de carbono y en iniciativas de mitigación climática basadas en la naturaleza. Por este motivo, la información del estudio es muy importante para guiar la priorización de los esfuerzos de conservación y restauración de estos vitales ecosistemas”, señala Sebastián Jofré, jefe del Departamento de Ecosistemas Acuáticos del Ministerio del Medio Ambiente, y director del Proyecto GEF Humedales Costeros.
El estudio “Humedales costeros como sumideros de carbono azul” tuvo como principal objetivo evaluar las reservas de carbono orgánico en las marismas de los humedales de la desembocadura del río Elqui (región de Coquimbo), humedal de Mantagua (región de Valparaíso), laguna de Cáhuil (región de O’Higgins), humedal Rocuant- Andalién (región del Biobío) y humedales del río Queule (región de La Araucanía). La investigación estuvo a cargo de Rocío Araya, de Blue Carbon Lab, Deakin University; y David Messuto, de Nicho consultores, quienes además estimaron las emisiones de carbono asociadas a las pérdidas de superficie de estos cinco humedales.
Principales resultados
Los sitios muestreados corresponden a los cinco humedales costeros en donde el Proyecto GEF desarrolla experiencias piloto. Entre los principales hallazgos, se encuentra que estos ecosistemas tienen una reserva de carbono orgánico promedio de 90,2 toneladas por hectárea. (Ver recuadro).
“Observamos que los ecosistemas hacia el sur van presentando mayor cantidad de carbono. De las cinco áreas de estudio, los humedales de Queule, en La Araucanía, y Rocuant-Andalién, en el Biobío, representan importantes reservorios de carbono azul”, señala Rocío Araya.
Según los datos entregados, a nivel de superficie, el humedal de Queule registró la mayor reserva total, con casi 2 millones de toneladas de carbono orgánico. En este humedal el suelo de Bosque Pitranto (bosque de pitras) contribuyó con el 88% de la reserva total de carbono del humedal. En tanto, la pérdida de hábitat del humedal de Queule representa la mayor fuente de liberación a la atmósfera del carbono orgánico almacenado en los suelos. “Si logramos reducir de un 35% a solo un 5% la degradación de la superficie total de este humedal, se mitigarían 1.9 millones de toneladas de CO2”, explica Rocío Araya.
"Los humedales costeros juegan un rol relevante ante el contexto de cambio climático en programas de compensación de carbono y en iniciativas de mitigación climática basadas en la naturaleza. Por este motivo, la información del estudio es muy importante para guiar la priorización de los esfuerzos de conservación y restauración de estos vitales ecosistemas"
Mitigadores de emisiones
El estudio también arrojó que la potencial pérdida del 5% y el 35% de la superficie total de los cinco humedales, estimada en 12.574 hectáreas, resultaría en emisiones de entre 99.620 y 2.324.463 toneladas de CO2 equivalente, respectivamente.
“Estos datos son sumamente relevantes como línea base de los tremendos beneficios de una regulación climática y la potencial mitigación de emisiones asociadas a la degradación de estos ecosistemas”, indica la investigadora.
Así también lo señala la coordinadora nacional del Proyecto GEF Humedales Costeros, Claudia Silva: “Al proteger humedales no solo estamos conservando estos ecosistemas por su valor ecológico y la gran biodiversidad que albergan, sino que además, entre los múltiples servicios ecosistémicos que entregan, sabemos que contribuyen a mitigar el cambio climático, dada esta gran capacidad de captura y almacenamiento de carbono”.
Los ecosistemas de carbono azul cubren menos del 0,5% de la superficie marina mundial, pero captan carbono a una tasa anual 2 a 4 veces mayor que la de los bosques tropicales maduros, y almacenan entre 3 y 5 veces más carbono por unidad de área, según indica el informe. Asimismo, representan más del 50% del total de carbono contenido en sedimentos oceánicos, y en un año secuestran una cantidad de carbono equivalente a casi la mitad de las emisiones generadas por el transporte a escala mundial. “Son unos grandes aliados a la hora de capturar ese carbono que se está liberando, evitando que se vaya a la atmósfera”, finaliza Sebastián Jofré.
Recuadro. Cantidad de carbono orgánico en cada humedal:
Humedal | Superficie (ha) | Carbono orgánico total (toneladas) | Carbono orgánico por hectárea (toneladas) |
Desembocadura río Elqui | 19,49 | 731,49 | 37,53 a 11,54 |
Humedal de Mantagua | 18 | 968,56 | 53,80 a 5,86 |
Laguna de Cáhuil | 48 | 185,09 | 3,8 a 1,2 |
Humedal Rocuant-Andalién | 789,6 | 96.025,90 | 121,6 a 21,9 |
Humedales del río Queule | 11.699 | 1.913.063 | 163,5 a 46,6 |
Total | 12.574,09 | 2.010.974,04 |