Académico Cristian Vargas participa en publicación que prioriza acciones para avanzar hacia el cumplimiento del ODS 14

Este año se cumple el punto medio para poder implementar los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que fueran adoptados por las Naciones Unidas el año 2015 como un llamado urgente para poder poner fin a la pobreza, proteger nuestro planeta y garantizar que para el año 2030 las personas pudieran tener un mejor bienestar. En ese sentido, el cuidado y protección del océano cumple un rol esencial.

La prestigiosa revista Nature Ecology & Evolution seleccionó a nivel mundial a un grupo de científicos reconocidos en sus ámbitos de investigación (entre ellos al académico Cristian Vargas), que trabajasen en ciencias del mar, conservación y políticas publicas, para que pudieran analizar y discutir sobre cuáles son las prioridades de acción para mantener la salud de los océanos y la biodiversidad en los próximos años.

El académico Cristian Vargas.

Es el ODS 14 el que se enfoca en la protección de los ecosistemas marinos y costeros, de forma de conservar y utilizar de manera sostenible los océanos, mares y recursos marinos. Este enfatiza la protección de la biodiversidad marina, la gestión de los recursos marinos, y el establecimiento de reglamentos que reduzcan la sobrepesca, la contaminación, y la acidificación de los océanos. Entre sus metas, la Meta 14.3 considera “reducir al mínimo los efectos de la acidificación de los océanos y hacerles frente, incluso mediante la intensificación de la cooperación científica a todos los niveles”, y el Indicador 14.3.1 recomienda “monitorear la acidez media del mar (pH) en un conjunto de estaciones de muestreo representativas”.

En el artículo recientemente publicado en la revista Nature Ecology & Evolution, y titulado «Priorities for progress towards Sustainable Development Goal 14 ‘Life below water’», el doctor Vargas afirma que las tendencias de largo plazo en el pH de las aguas costeras son muy difíciles de definir, a diferencia de lo que ocurre en el océano abierto. Esto se debe a que en la zona costera la acidez del agua de mar depende de muchos factores, o forzantes, naturales y antrópicas, entre las que se cuentan: la eutrofización de las aguas, ya sea por descargas directas desde la zona costero, o por las descargas de agua dulce de los ríos; los cambios de uso de suelo; los efectos de la surgencia costera, que podría intensificarse en duración e intensidad producto del cambio climático; los aportes de aguas de baja alcalinidad, tanto por ríos como por el derretimiento de los hielos en sistemas de alta latitud; así como los efectos de la contaminación.

Esto implica que cumplir estas metas requiere de acciones en otros ODS, como por ejemplo los asociados con la calidad de agua de los ríos que llegan al mar (ODS6), los efectos del cambio climático (ODS13), o todos aquellos cambios que ocurren en el continente y que afectan a la zona costera (ODS15).

Dentro de las recomendaciones que hace el académico de la Universidad de Concepción en este artículo se encuentra el hecho de que “asumir a través de un indicador, que el pH de las aguas costeras solo se ve afectado exclusivamente por el incremento de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera y la acidificación del océano, podría obstaculizar acciones a nivel local o regional que pudieran ser tan o igual de relevantes para poder controlar los cambios de largo plazo en el pH de las aguas costeras (e.g. control de la calidad del agua y la eutrofización)”.

El doctor Vargas insiste en que “se requieren tanto de acciones a escala local/regional de los organismos vinculados a la sustentabilidad de la zona costera, como de acciones a escala global por parte de los gobiernos para reducir las emisiones de CO2 a la atmósfera. A su vez, señala que “se requiere avanzar hacia indicadores más específicos que nos permitan evaluar los cambios que ocurren a escala local/regional, pero también a escala global. Por ejemplo, si deseamos monitorear los cambios de gran escala asociados a la acidificación del océano en nuestro planeta, se requiere seleccionar áreas geográficas lejos de la influencia de las forzantes locales que ocurren en la costa (e.g. descargas de ríos, surgencia, eutrofización, contaminación, entre otros)”.

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